No te enojes. Hacé de cuenta que te
quiero y ya está. No podemos combatir lo imposible: el amor es unilateral, por
lo menos en una medida mínima. Siempre hay un desbalance sentimental que postra
a uno ante el otro. Tal vez de mañana, despeinada y descansada, me entiendas.
Ya sé que te canté la balada
pesimista una y otra vez, pero no puedo endulzarme en un mundo diabético.
Perdón. Si no se puede superar el Edipo, vivamos sin hipo.
No te enojes. Es que cuando me
pongo nervioso hago chistes.
No es culpa de nadie y a la vez
culpa de todo el mundo, excepto nuestra y nuestra a la vez. Vos querés un
ejemplo. Yo no puedo vivir entre comillas. Puedo acercarme sin pruebas, hacer
el ridículo y perder razón. También puedo buscar ganar razón a costa de un ridículo
mayor. Como quieras.
Te repito, es culpa nuestra y no lo
es. A la vez. Pero seguro es culpa mía. Subrayalo. Soy víctima de una
tautología feroz, con mis gustos y elecciones acorde a mis pensamientos.
Cuando erro es cuando descanso.
No te enojes. Es que cuando me
pongo nervioso me enredo. Me quedo en los preparativos. Me olvido de atarme los
cordones antes de salir a la cancha. Me tropiezo a propósito con la única
piedra que hay en el camino para poder contar con la lástima que se siente por el
derrotado. Desde el suelo es imposible caer.
Tal vez sea verdad que no es culpa
nuestra. Una vez me hablaste del cosmos, las estrellas, los signos, la luna y
no sé cuántas cosas más. Que yo soy de aire, de fuego o de acero, no lo sé con
certeza, pero no vengo bien aspectado desde el parto. Tampoco me importa. Pero
a vos sí y tenés muy en claro que lo nuestro está predestinado a fallar. O a
triunfar. No te enojes.
Dejame que maldiga mi presente
porque eso del pasado como excusa no me sale tan bien como a vos.
No te enojes. Permitime que llene
todo de comas para poder parar a descansar a cada rato. Si vamos en picada
hacia el desastre, que sea de la mano, disfrutando.
Las viejas recetas del amor
edulcorado no me salen por alquimista novato. Eso de la suerte de principiante
es un verso. Eso que harían en mi barrio es pura fanfarria estéril.
Por una puta vez, no te enojes.
Dejemos el pensar a los que quieren que las cosas sean complicadas al pedo. No
se puede esbozar teorías en medio de este medioevo sentimental.
Una realidad o muchas, sus tanto puntos de vista que definen la verdad ante ojos que no quieren ver. Ni hablemos del corazón. Ese boludo sólo sirve para escribir eslóganes.
Hacé como quieras que yo hago lo que puedo.
Sacame el codo de las costillas que estoy incómodo.
Te enojaste.